Abstract:
Este artículo analiza un conflicto por los usos litúrgicos vigentes en la catedral de Buenos Aires que enfrentó al obispo y a su cabildo en 1782. El pleito revela el alcance de las tensiones generadas por el ejercicio del poder en la Iglesia y por la confrontación entre distintas concepciones eclesiológicas. En esta perspectiva, una disputa en la que aparentemente se debaten sólo cuestiones de ceremonial se nos revela en su cabal significación: pone al descubierto la tendencia a la autonomía del cabildo eclesiástico frente a las prerrogativas espiscopales. Tal tendencia constituye uno de los muchos elementos de conflictualidad latentes en una diócesis colonial que, en la segunda mitad del siglo XVIII, adquiere mayor relevancia mientras la metrópoli se desliza hacia su ruina, y puede considerarse primicia de los fermentos político-religiosos que se manifestarán a partir de 1810.