Abstract:
Desde la Antigüedad y hasta avanzados los tiempos modernos, existió una arraigada creencia en el mal de ojo, al que tanto legos como médicos consideraban una enfermedad causada por la influencia de un persona sobre otra más débil. En este sentido, el Tratado de fascinación-escrito por Enrique de Villena en 1425-es una detallada exposición de las características de este mal, que encuentra una justificación científica en las teorías de la visión de la antigua Grecia, y de los medios que permitían prevenirlo, diagnosticarlo y curarlo. Muchos de los aspectos tratados por Villena están presentes en los textos médicos de su tiempo e incluso gran parte de los remedios cualitativos y virtuales por él aconsejados forman parte habitual de la farmacopea de los siglos XIII al XVII. Además, algunas de sus recomendaciones, como colocar aceite en el agua o medir con una cinta, siguen teniendo vigencia.