Abstract:
El monumento elevado al soldado negro llamado "Falucho" fue inaugurado en mayo de 1897 en la Plaza San Martín, de donde fue transladado en 1910. La iniciativa de la erección, que partió de la comunidad negra, fue pronto apoyada por grupos de la clase dirigente. Los monumentos, durante la segunda mitad del siglo XIX, además de transmitir valores ideológicos y políticos, fueron empleados para afirmar la identidad del grupo que los propiciaba. En este sentido, este trabajo aborda el proceso en el que sectores de diverso carácter social y político buscaron, a través del monumento, un vehículo para expresar sus intereses.