Abstract:
La tesis doctoral tiene como principal objetivo avanzar en la comprensión del cuerpo humano y las funciones que cumple en el Tratado de la naturaleza humana de David Hume. La meta es visibilizar la relevancia de la corporalidad en la "ciencia del hombre" propuesta por el filósofo escocés. La hipótesis de trabajo central es que el cuerpo humano desempeña tres funciones específicas en la ciencia de la naturaleza humana. Estas son: una función natural, siendo causa y efecto de percepciones a través de sus acciones; una función moral, actuando como signo de los rasgos temperamentales constantes y estables que componen el carácter moral del sujeto; y una función teórica imprescindible dentro del modelo experimental, siendo primero signo y luego prueba de los principios generales de la naturaleza humana. La metodología adoptada establece un marco interpretativo centrado en la "vida común", entendiéndola en un sentido naturalista y metodológico, como el ámbito donde se obtienen los fenómenos (la base empírica) para la teoría. En este sentido, se prioriza la observación cuidadosa de la vida humana y sus acciones en el curso ordinario de la vida diaria, el trato mutuo en sociedad y los placeres, sobre el método introspectivo solitario. El estudio se desarrolla a través de un análisis sistemático del Tratado, comparándolo con las directrices metodológicas de los filósofos experimentales como Bacon y Newton. Se establece que la objetividad de la base empírica recae en la posibilidad de descubrir conjunciones constantes en la experiencia. Como conclusiones, se sostiene que el cuerpo es el observable básico de la teoría, resolviendo el pseudoproblema cartesiano al afirmar que la relación causal entre mente y cuerpo es recíproca y se aprecia empíricamente como cualquier otra conexión causal. El valor metodológico del cuerpo radica en su praxis, ya que sus acciones son signos que permiten al investigador inferir la existencia de cualidades duraderas en la mente de los demás, un acceso indirecto a la subjetividad. Finalmente, se argumenta que las funciones moral y teórica del cuerpo son análogas, ambas basadas en un mecanismo de generalización por semejanza y abstracción que, al ser aplicado a las acciones, permite concebir principios teóricos universales. La filosofía, al metodizar y corregir estas reflexiones de la vida común, restringe sus ambiciones especulativas y evita el pirronismo, manteniendo su objeto de estudio ligado a la experiencia humanamente accesible.