Abstract:
La presente tesis doctoral se enfoca en la caracterización de la dramaturgia argentina en el exilio durante el período de 1974 a 1983. La investigación aborda las memorias de aquellos dramaturgos y dramaturgas que fueron forzados a abandonar el país a causa de la represión paraestatal y la dictadura militar. La hipótesis que guía el trabajo sostiene que el último exilio argentino permitió la emergencia de una comunidad de dramaturgos y dramaturgas que, desde diversas geografías, construyó colectivamente una serie de intervenciones políticas y estéticas íntimamente vinculadas, forjando un tejido de relaciones complejo, multiforme y diaspórico. Los objetivos principales fueron trazar una cartografía exploratoria del fenómeno migratorio forzado, respondiendo a preguntas sobre quiénes, cuándo, cómo y por qué se exiliaron. Además, se buscó identificar los factores comunes que permitieran entender la diversidad de estas experiencias como un acontecimiento colectivo y no como una mera adición de casos individuales. La metodología adoptada es ecléctica e interdisciplinaria, con un enfoque transnacional. La investigación se basó en un amplio caudal testimonial, incluyendo cerca de 30 entrevistas originales a protagonistas y familiares, así como material disperso en artículos periodísticos y textos ensayísticos. El análisis combinó la perspectiva testimonial, crítico-histórica y poético-dramática. Se empleó un corpus específico de textos dramáticos escritos en el exilio, como Mater de Vicente Zito Lema, No somos inocentes de Norman Briski, y Romance de Tudor Place de Alberto Adellach. Entre las conclusiones, se demostró que, a pesar de la dispersión inicial y la sensación de una comunidad desconocida, los dramaturgos encontraron cohesión en la lucha antidictatorial, la cual se organizó en torno a la figura de las Madres de Plaza de Mayo. La distancia geográfica del exilio, a su vez, habilitó la legibilidad y frontalidad de la denuncia en la producción dramática. Aunque la escritura teatral se experimentó inicialmente como una práctica difícilmente transportable, la distancia permitió la reflexión y la reconversión de la práctica en un espacio de resistencia y activismo. Finalmente, se estableció que los procesos de retorno o no retorno fueron esencialmente individuales y no lineales, pero la práctica teatral apareció como un elemento crucial y una vía de reterritorialización simbólica para los exiliados, constituyéndose en una modalidad de retorno ya sea físico o poético.